PROFESORA UNIVERSITARIA - ESCRITORA - INVESTIGADORA

ALMA POR ALMA: PRÓLOGO







Alma Ingianni

 Con creciente interés he repasado el texto de “ALMA POR ALMA”. Sus páginas, enhebradas prolija y tiernamente por el director Rubén Rega, forman un valioso documento que proyecta la destellante trayectoria de Alma Ingianni, apasionada y controvertida actriz uruguaya que impactó (en escena y fuera de ella) a todo quien la conoció.

El acierto del texto, amén del valor intrínseco del estudio, es la multiplicidad de enfoques sobre el tema central y la orquestación armoniosa de los mismos en un afán de plasmar - en la memoria del tiempo- la incandescente figura de la Ingianni desde variados ángulos. Así, Rega nos lleva de la mano para darnos un esbozo biográfico de tono intimista que predominará en gran parte de la narración y que dará unificación al texto en su totalidad. Hay, por ejemplo, momentos candorosos como los referentes a los inicios de la actriz y más adelante, instantes fugaces de viajes - capturados al vuelo - y vívidas memorias - gestos, ademanes, actos espontáneos, registrados como por una lente fotográfica - durante sus giras internacionales y sus presentaciones en escenarios lejanos. Esa voz va cobrando vigor a medida que la Ingianni, exiliada no sólo de la dictadura militar de su país natal sino también de la de Chile y Argentina, llega en la década de los setenta a Venezuela por azar, según anota la dramaturga Viviana Marcela Iriart en una sorprendente anécdota aquí incluida. Fue el “fatum” de Alma no sólo llegar a Venezuela sino involucrarse directamente en una institución cultural del renombre del Ateneo de Caracas. Y no le será fácil incursionar en ese medio. Será un volver a empezar... Pero su garra, su extraño magnetismo, su disciplina y su tenacidad, demostrados en uno y otro programa televisivo o proyecto teatral caraqueño empezarán a abrirle las puertas del éxito. Su repertorio, por eso, llegará a ser variado y exquisito. Sin embargo, según la opinión de la misma actriz y la de la crítica más exigente, la apoteosis de su habilidad interpretativa se pondrá de relieve cuando surge el binomio Rega-Ingianni. El autor es muy discreto sobre este punto por ser un creador muy pudoroso, pero hay suficiente documentación que atesta a esta aseveración nuestra. “CASTA DIVA”, de Ethel Dahbar y “ALMA POR ALMA” de la misma Ingianni/Rega (1984), incluidas en la presente edición, fueron dos espectáculos unipersonales aclamados sin reserva por la crítica. “Un regalo del Arte” les llamaron. “Impecable y sugestiva mise en scène,” dijo al unísono la crítica. Más específicamente, el dramaturgo y psicólogo Johnny Gavloski resumiría este logro en una frase: “Alma por Alma fue la obra que definió su carrera. Quizá su vida.” En realidad, el libro capta ese insólito proceso de dos seres al encontrarse, descubrirse y reconocerse a través de una sensibilidad estética afín. Tal parecía que esta actriz, de dilatada trayectoria, hubiese descubierto nuevas dimensiones en sus conflictivos personajes bajo la sensibilidad exquisita de Rega. Así lo declaraba ella en repetidas entrevistas. “Reconozco que soy fuerte de carácter, pero Rega ha logrado manejarme como quiere, insinuándome cosas que él supo desde el principio y que yo descubro ahora.” Por su parte, Rega empezó su experiencia como director teatral al asumir la dirección de “CASTA DIVA” para lo cual consideró necesario dimitir sus funciones administrativas en el Círculo de Críticos teatrales de Venezuela, CRITVEN. Un sincronismo creativo fortuito que dejaría profundas huellas en ambos artistas y que se proliferó en proyectos que ambos planearon en complicidad a través de los años y la distancia.
El tono intimista del narrador de “ALMA POR ALMA” se diluye un tanto para dar paso a otras voces: la de los amigos y compañeros que evocan instantes compartidos con la Ingianni. Aún más, y esto sí que es crucial, leeremos las declaraciones de la misma Diva en una breve sección dedicada a sus desenfadadas e insólitas declaraciones a la prensa.

El texto adquiere un tono evaluativo cuando el autor cede la palabra a la Crítica. Para ello presentará una variada selección de reseñas organizadas cronológicamente. Interesante polifonía ésta en la que se escuchan estruendosos aplausos, alabanzas y una que otra nota discordante. La llamaron Diva, acercándola inconscientemente al sentido etimológico de perfección y divinidad que conlleva el término, para referirse a ese especie de encantamiento o hechizo que parecía emanar de sus creaciones. Y la llamaron también diva, con «d» minúscula, cuando presenciaron sus exabruptos y sus protestas hacia todo lo que ella consideraba injusticia. Nada de esto es incongruente. Por el contrario. Nos parece un acierto tener todo este material crítico así organizado. La personalidad misma de la Ingianni fue compleja y conflictiva, un rasgo que se reveló desde que se inició en su país natal donde llevaba un estilo de vida que fascinaba y extrañaba a la vez. Por eso, al leer los comentarios de su carrera, ahora que el círculo se ha cerrado, nos queda la polifacética imagen de una libérrima Alma: genuina, espontánea, fuerte, audaz, bella, ingeniosa, franca, enigmática, desenfadada, temperamental. Su manera frontal y directa de abocar las situaciones, su tono fuerte y contundente al resolver la vida sonaba tal vez a prepotencia. Pero de allí salían también «sus queridas otras,” las reencarnaciones que tanta fascinación y arrobamiento causaron en los escenarios del mundo por varias décadas. Alma, la que no tuvo formación teatral, se daba -visceral e intuitivamente- en toda su intensa desnudez en cada uno de sus roles. Es de especular que su sensibilidad era tal que podía comunicar una carga electrizante de auténtica emotividad a una muchedumbre. Intuitiva, sagaz, Alma podía salir y entrar de sus personajes, extasiando a su público y desconcertándolo a la vez, al dejarle al descubierto quizá resquicios del mundo interior que éste ignoraba

Para concluir, es indispensable recordar que el hecho teatral está dado dentro de un contexto específico. Y de ahí que este homenaje a la Ingianni esté enmarcado apropiadamente por un esquemático recuento de los procesos sociales. Los precisos análisis de Rubén Rega junto a la lúcida visión de la crítica Sonia Murillo-Martin dan buena cuenta de la situación política de América del Sur durante las últimas tres décadas del siglo XX y en especial, de los regímenes militares en los países del Cono Sur con el consiguiente exilio masivo. Asimismo, Rega menciona -con toques impresionistas- el estado de alucinación que presentaba la sociedad febril de Venezuela, generoso país receptor de la diáspora sureña. Nuestros fuertes y antiguos vínculos afectivos con el anchuroso país de Venezuela nos convierte en un testigo poco parcial para comentar esta compleja etapa de dolorosas y conflictivas situaciones surgida a raíz de la llegada de la diáspora del Sur. Sólo es digno recordar que la condición alienante del venezolano de ese entonces tenía raíces muy profundas que podrían trazarse a sus circunstancias históricas mismas, acentuadas - eso es obvio- por la fortuita aparición del petróleo en 1914 en las riberas del lago Maracaibo que se abriera, como bien ha señalado Arturo Uslar Pietri, “inmenso en el aire como una palmera de azabache... como una inmensa rúbrica de tinta que firmara sobre el cielo un decreto de revolución.” El surgimiento vertiginoso de la industria petrolera violentó el proceso transformacional de la sociedad venezolana. Y esa falta de transición o proceso evolutivo es lo que más asombraba a cuanto exiliado llegaba, en la etapa mencionada, a esta pródiga y anchurosa tierra. Las secuelas emocionales del exilio, el proceso de adaptación, fueron también vivencias de Alma Ingianni. “Todo ha sido posible porque logré integrarme a Venezuela. Amo y respeto a este País como a mi misma patria. Son tantas las cosas que uno tiene que pasar para adaptarse, satisfacciones y sufrimientos y una inmensa alegría por haber superado el costo de la adaptación. Pienso que pronto seremos una Sudamérica integrada....” Tal vez el sueño de Alma tardará en realizarse pero la amplia generosidad de Venezuela se comprueba con cada extranjero que decide quedarse a pesar de que los obstáculos de retorno a otros lares hayan desaparecido. Alma Ingianni murió en la ciudad de Caracas una mañana de abril del 2004 dejándonos con ello más desprotegidos ante nuestra orfandad existencial.


Susana D. Castillo
San Diego State University, California, Estados Unidos
2007

Prólogo del libro "Alma por Alma" de Rubén Rega, edición del autor, Uruguay 2008,


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